martes, 13 de mayo de 2014

El Planeta Urbano Mayo 2014

 
La diosa irreverente

Escrito por Mariano Casas Dinardo

Su infancia transcurrió en Martínez, en la provincia de Buenos Aires. Hija única y mimada, se apura a aclarar que eso no la convirtió en una chica malcriada. Por el contrario, es dueña de un espíritu emprendedor que no le permite quedarse quieta. Ese que la llevó a protagonizar las campañas de ropa interior más importantes del mercado; el que la animó a competir en los feroces realities de talento probándose como actriz, bailarina y cantante, y el mismo que ahora la lleva a impulsar su propio emprendimiento de indumentaria, Tanindia, una contracción de Aitana e Indio, tales los nombres de los dos hijos que tiene con el empresario Nicolás Paladini. Ella misma diseña las colecciones y selecciona con ojo atento y cosmopolita los bolsos y accesorios que acompañan sus propuestas en la boutique de la ciudad de Rosario mientras difunde las novedades a través de su cuenta de Twitter, donde tiene más de 750 mil seguidores.

“Lejos estuve de vivir en una cajita de cristal. Hice la primaria en un colegio de monjas, donde nunca me saqué un diez, pero siendo una alumna msiete puntos no tuve inconvenientes con mi familia ni con mis compañeros”, asegura la rubia, que hoy sueña con otro hijo.

–La pasarela dista mucho de la educación religiosa. ¿En algún momento dudó de sus elecciones por temor a ser la oveja negra del rebaño?

–No, porque todo sucedió a los trece años. Estaba caminando con mis amigas en esas típicas primeras salidas de nenas, cuando Karina Díaz Gaudino, booker de Elenquitos, me dio su tarjeta para empezar a trabajar en su agencia. Lo consulté con mis padres y a la semana ya estaba haciendo mi primera sesión de fotos junto a los Machado Cicala. Después estudié una tecnicatura en Hotelería pero nunca ejercí.

–¿Tenía necesidad de trabajar o comenzó por una inquietud personal?


–Un poco de las dos cosas. A mi papá le diagnosticaron una aguda insuficiencia renal cuando yo tenía catorce años, y la verdad es que en mi casa nunca sobró nada. Entendí que de mi futuro podía depender mi familia, y quise darle una mejor calidad de vida.